Tras varias semanas dónde veía a mi madre a escondidas, llegó el miércoles y la 1ª visita autorizada, donde se suponía que estaríamos mi madre y yo una hora a solas, resultó que uno de los educadores/tutores o como quieran llamarlo estubo presente en toda la visita, por lo que la privacidad brilló por su ausencia, pero valió la pena al menos pude estar con mi madre, tras su visita me quedé apenado y deseaba que volviera a ser miércoles.
Llegó el jueves y muy a mi pesar me tocó ver a mi padre, también hubo un educador presente así que tenía que mantener mi compostura.
La verdad que mi padre en esa visita se comportó como si nunca hubiera pasado, como si siguiéramos siendo una familia unida, aunque el fue quién se encargó de separarla, pero ese es otro tema.
No es justo por lo que estaba pasando, las normas se me hacían cada vez mas pesadas,y es que no me adaptaba a unos horarios cual niño pequeño, debo recordar que yo tenía unos 16 años mientras los demás tenían entre 3 y 12 o 13 años, a eso debemos añadir el mal estar en ese colegio que día a día iba cogiendo mas manía, para el colmo en mi cuerpo seguían floreciendo cambios, y con la pubertad aparecieron los primeros granitos, y con ellos mas cambios y deseos de probar cosas nuevas, así como, la necesidad de libertad.
Por otro lado me fui dando cuenta que por mi forma de ser no tenía tantos amigos como yo pensaba de hecho solo tenía uno, y debo reconocer que no fue mi mejor elección, aunque de eso hablare mas adelante.
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